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Palabras inexistentes

Palabras inexistentes

Puede ser que los hayamos adaptado de otro idioma o que creamos que se derivan de alguna palabra, lo cierto es que hay ocasiones en las que escuchamos, leemos y -aunque cueste aceptarlo- decimos términos que, por más que los usemos, sencillamente no existen y nuestra originalidad solo nos hará quedar mal. Analicemos algunas de estas invenciones:

 

Entendible

El término correcto es “inteligible”. Podría sonar raro -y difícil de pronunciar- al inicio, pero pronto ya formará parte de su léxico. Y para decir que algo no puede ser entendido, use la palabra “ininteligible”, pues “no entendible” tampoco existe.

 

Acsequible

Esta es una fusión de dos palabras que sí existen y que tienen distintos significados: “accesible” y “asequible”. La primera es para referirnos a algo que es de fácil acceso (por ejemplo, personas o lugares), mientras que “asequible” se usa generalmente al hablar de precios.

 

Cocientizar

No hace mucho la Real Academia Española lo adoptó como sinónimo del término correcto “concienciar”, pero sigue siendo mal visto el uso de “concientizar” al referirnos a “hacer que alguien sea consciente de algo”. Una palabra inexistente, en este caso, es “concienzar”. Y en lugar de “concientización”, debe emplearse “concienciación”.

 

Inserio

Es usada para expresar la poca seriedad que posee una persona o empresa pues, al parecer, se quiere denotar que la persona o empresa en cuestión es todo lo contrario a serio. Sea cual sea el objetivo, esta palabra es otra de las inexistentes.

 

Parquear

Palabra proveniente del anglicismo ‘parking’. Lo correcto es “aparcar”. Y en lugar de “parqueadero”, se debe usar “aparcamiento”.

 

Garage

Otro término que comúnmente pronunciamos y escribimos mal, debido a que solemos confundir su escritura por la del inglés. Y es tan sencillo como cambiar la “g” por “j”, quedando “garaje”. Ahora ya sabemos que la frase correcta es: “¡Garaje, no aparcar!”.

 

Cónyugue

Cuando quiera referirse de esta forma a su esposo/a, no olvide omitir la segunda u, ya que la palabra que sí existe es “cónyuge”.

Pese a que en los últimos años, debido al uso mayoritario de estas -inexistentes- expresiones, la Real Academia Española ha estado adoptando algunas de estas, utilizarlas no deja una buena impresión, siendo recomendable reemplazarlas por las que sí son aceptadas. No olvidemos que debemos concienciar sobre esta degeneración del idioma.